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viernes, 27 de julio de 2012

Samurái. Tesoros de Japón, muestra del Museo Nacional de Antropología

•El Museo Nacional de Antropología exhibirá desde el viernes, 185 piezas de Nagoya, Japón

La vida de los samuráis, los míticos guerreros que han poblado el imaginario japonés, pero sobre todo la aportación que los guerreros de élite de la ciudad de Nagoya, Japón, dieron a la cultura, a las artes y a la filosofía, llegan a México con la exposición Samurái. Tesoros de Japón, que el viernes 27 abrirá sus puertas al público en el Museo Nacional de Antropología (MNA).

Integrada por 185 piezas provenientes del Museo de la ciudad de Nagoya, la muestra exhibe armaduras, espadas, katanas, diversas prendas y utensilios representativos, biombos que ilustran batallas y paisajes, óleos, retratos de guerreros, libros, piezas de cerámica y más. Algunas de estas emblemáticas piezas, como las armaduras y katanas, sólo estarán exhibidas durante 45 días, pero serán sustituidas por otras. “Esto se hace por cuestiones de conservación, ya que en Japón hay una legislación que no permite que sus tesoros sean exhibidos más de 45 días”, comenta en entrevista Érika Gómez, coordinadora de proyectos de exposiciones del INAH.

La exposición, organizada por el INAH, dará cuenta de esta cultura guerrera que surgió en Japón en el siglo X y se extendió hasta el siglo XIX, específicamente la vida de los guerreros samuráis en la ciudad de Nagoya, hoy capital de la prefectura de Aichi.

“Nagoya es una de las cuatro ciudades más importantes de Japón, con una de las colecciones más amplias y de donde proviene una de las familias más importantes, Tokugawa, que gobernaron Japón desde 1600 a 1868 y que trajeron la paz durante tres siglos”, comenta en entrevista Miguel Báez Pérez, coordinación académico de la muestra.

Por lo tanto, explica, la intención es mostrar “el paso del samurái guerrero, de la época en que todo era batallas, a los siglos donde el samurái, más bien, se dedica al arte, a la filosofía, a la poesía, a las construcciones”. Y Nagoya es una de las ciudades en donde a partir de 1610 y hasta 1900 se da un boom cultural, y se convierte en una de las grandes ciudades de Japón, hasta hoy en día. “Es una ciudad muy cultural, por lo tanto esto se nota en los samuráis y en los vasallos, en la gente común del pueblo”, agrega Báez Pérez.

Entre las aportaciones de esta cultura guerrera destacan los libros o códigos del guerrero, los cuales dictan las reglas de cómo debía vivir un samurái, con una serie de valores como el respeto, el honor y la humildad, que hasta la actualidad prevalecen en la cultura nipona.

“Para saludar, presentarte una tarjeta o para tomar el té, los japoneses hacen toda una ceremonia. Todos estos detalles son formados a partir del momento en que el samurái comienza a ser pacífico y que el tiempo de la guerra pasa. Ellos siguen siendo militares, pero su tarea es ser gente dedicada a las artes, particularmente la gente de la ciudad de Nagoya”, señala Báez Pérez.

Monstruo mítico
Curada por Takako Tsuda y Kazuyuki Torii, ambos del Museo de la ciudad de Nagoya, la exposición está dividida en cinco núcleos temáticos.

El primer apartado se centra en los antecedentes de esta cultura guerrera. “Lo que sucede en Japón antes del siglo X, el momento en que se considera que surgen los samuráis, que tiene el oficio de ser guerreros y que es un oficio transmitido de manera hereditaria”, explica Béz Pérez.

El segundo apartado comprende el periodo que va desde el siglo X hasta 1600 y muestra a Japón en las constantes revueltas que se libraron entre los grandes clanes de samuráis. El tercero se centra en mostrar las armas, sables, puntas de flecha, y piezas que representan escenas de campamentos guerreros en donde se observa al genera portando su armadura.

Un cuarto apartado exhibe el paso hacia el mundo pacífico, que tiene como punto de partida la construcción del Castillo de Nagoya, emblema de esta ciudad japonesa, recordada por su posición estratégica y por la enorme cantidad de batallas sucedidas en sus alrededores. En ese apartado se exhiben piezas significativas del castillo, como la reproducción de un Shachihoko, que destaca en la fachada de este edificio construido en el siglo XV y reconstruido en el siglo pasado luego de ser destruido por un bombardeo aéreo durante la Segunda Guerra Mundial.

“Es un monstruo mítico con cuerpo de pez y cabeza de tigre; un animal con buenos augurios y es símbolo de la prosperidad”, dice Báez Pérez.

Esta pieza da paso a la quinta unidad de la muestra: La prosperidad de Nagoya, con pinturas y óleos que muestran a mujeres en el verano, del monte Fuji; cerámicas, pinturas de seda o sobre papel. “Obras que nos dan una idea del tiempo de paz, donde el samurái se convierte en un hombre académico, poeta, filósofo, que usa más el cerebro que el músculo”.

Esta exposición, que estará disponible hasta el 11 de octubre en el MNA, llega al país en reciprocidad por la de Esplendor del México Antiguo: los Olmecas, que entre 2010 y 2011 se presentó en cinco ciudades japonesas, Kyoto, Tokio, Kitakyushu, Nagoya y Kagoshima, y que fue apreciada por más de 150 mil personas.
Martes 24 de julio de 2012
Abida Ventura | El Universal

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